Esta planta, símbolo del sosiego y de la dulzura, ya era utilizada por los griegos hace más de dos milenios. Hipócrates la recomendaba como emoliente y laxante, propiedades que han sido demostradas, y que siguen vigentes en la actualidad.
Hábitat: común en bordes de los caminos y campos húmedos de toda Europa. Naturalizada en el continente americano, especialmente en Estados Unidos y México.
Descripción: planta bianual de la familia de las Malváceas, de 20 a 70 cms. de altura, que llama la atención por sus flores de color rosa púrpura con 5 pétalos.
Partes utilizadas: las flores y las hojas.
Propiedades e indicaciones: toda la planta, y especialmente las flores y las hojas, contiene abundantes mucílagos. Las flores poseen un pigmento hidrosoluble del tipo de las antocianinas. Los mucílagos le confieren propiedades emolientes y laxantes. Actúan tapizando las mucosas con una capa viscosa, protegiéndolas así de los agentes irritativos. El uso de la malva se halla indicado en los siguientes casos:
Estreñimiento crónico: actúa como un laxante no agresivo, incluso en dosis altas, que lubrifica el conducto intestinal. Se recomienda especialmente a niños y ancianos.
Afecciones respiratorias: tiene efecto expectorante y antitusígeno, por lo que se prescribe en catarros, gripes, bronquitis, tos irritativa o seca y en caso de asma.
Afecciones de las mucosas y de la piel: aplicada localmente, ayuda a curar las faringitis, las vaginitis, las inflamaciones del ano y recto, los eccemas, el acné, los furúnculos, y, en general, todas las irritaciones superficiales.
Uso: en infusión o decocción de flores y/o hojas, con 30 gramos por litro de agua, de la que se toman 3 o 4 tazas calientes cada día.
Externamente, se aplica la misma infusión o decocción pero mas concentrada; se usa en gargarismos, lavados vaginales enemas y compresas que se aplican sobre la zona de la piel afectada.