Descripción: En homenaje a J.P. Bignon, botánico. Árbol de hasta 10-12 m de altura, tallo erecto, corteza algo agrietada. Las hojas son grandes y están provistas de un largo pecíolo, poseen ápice agudo y borde entero, casi carente de pelos. Las flores son tubulares y acampanadas, de color blanco, perfumadas, agrupadas en espigas terminales. El cáliz es bilabiado; la corola, pentalobulada. El fruto es una silicua, con dos valvas, alargada, que contiene numerosas semillas aplanadas y mide hasta 50 cm. El árbol procede de América del Norte y se cultiva en las regiones cálidas de Europa. Partes utilizadas La corteza y los frutos.
Compuestos químicos: Catalpina, ácido p-oxibenzoico y protocaquético.
Modo de empleo: Decocción y extracto suave acuoso.
Nota: El árbol es ampliamente cultivado, por su rápido desarrollo, para aprisionar los suelos blandos. Se ha empleado como sucedáneo de la quinina en las fiebres de los pantanos y también como colirio, muy apreciado en el tracoma y en las conjuntivitis, en forma de agua destilada de los frutos, conjuntamente con la eufrasia y la ruda. Las raíces no deben usarse, ya que son venenosas. Se ha observado que la catalpina, además de una acción sedante, posee unos ligeros efectos narcóticos que no desembocan nunca en el estupor; por tanto, se ha empleado ventajosamente en preparaciones para combatir la tosferina de los niños.